El paraguayo, o también denominado paraguaya, es una fruta que proviene de una mutación natural del melocotón y a la que se considera prima-hermana de la nectarina. Sin embargo, la gran peculiaridad de la paraguaya radica en su fisionomía, ya que parece un melocotón aplastado.
El paraguayo es originario de china, donde se llama ‘ping-tzu-tao’, que significa ‘melocotón de plato’. Se trata de un producto climatérico, es decir, que madura después de la cosecha, y en España se cultiva en zonas templadas como Murcia, Aragón o Lleida, y en suelos que deben cumplir ciertas ciertas exigencias: terrenos con mucha sal, libres de caliza y mucha agua.
El resto de las características de esta fruta son muy similares a las del melocotón: piel lisa y aterciopelada con una amplia gama de colores rojizos y verdosos. En su interior se encuentra una pulpa carnosa, dulce, refrescante y jugosa de color normalmente blanquecino, y un pequeño hueso.